Un sector agropecuario enfermo

Luis Arango Nieto
Presidente de Fomenta

En un artículo de la revista Banca y Economía de Asobancaria de junio de 2019, se corroboró con datos comparativos con otros países, de similar desarrollo, que el sector agropecuario nacional estaba estancado. Las cifras del Dane muestran que el sector sigue estancado. El crecimiento agropecuario del último trimestre fue de 1,5% mientras el nacional llegó al 3%.

Al tomar la evolución del PIB agropecuario entre 2010 y 2017, este creció a una tasa promedio de 3,1%. Sin embargo, si se observa su evolución anualizada de los últimos seis trimestres (primero de 2018 hasta el segundo de 2019) el sector creció en promedio 2,15%, presentando una gran variación, que osciló entre 5,9% en el segundo trimestre de 2018 y 0,1% en el tercer trimestre de ese mismo año.

La médula de lo agrícola, que son los cultivos, en esos mismos seis trimestres crecieron apenas 1,7%, oscilando entre 6% en el segundo trimestre de 2018 y -1,1% en el tercer trimestre del mismo año. Por el lado de la ganadería, en ese mismo período creció 3,1% y osciló entre 5,8% en el segundo trimestre de 2018 y -0,3% en el primero de 2019.

El panorama anterior muestra que el sector, no solo está estancado sino, está enfermo y es necesario innovar para buscar nuevas alternativas de política, no se puede seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes. El ministerio, los gremios y las asociaciones campesinas cuentan con mentes brillantes que pueden ayudar a curar el sector.

Está bien que se cuente con programas como: coseche y venda a la fija, el de desarrollo rural con equidad – DRE, los incentivos especiales a productores, el de construir capacidad empresarial para pequeños productores, el programa de agricultura familiar y otros.

Hace ya varios años se ha hecho lo anterior, y algo más, y los resultados no han sido diferentes. ¿No será el momento de tomar el riesgo y además, hacer cosas diferentes?
Lo acordado en La Habana sobre el desarrollo rural con enfoque territorial se vio como una oportunidad para el desarrollo incluyente de las regiones y para incrementar la producción agropecuaria, incorporando facilidades e instrumentos asequibles a todos los productores, pero finalmente surgieron temores egoístas y politiqueros de cambiar, y que aún persisten, y todo se frenó.

En Colombia, equivocadamente se generaliza a los grandes capitales como egoístas y perversos y se les tiene un infundado temor. Lo anterior ha llevado a que la política les ponga trabas y no otorgue facilidades a grandes desarrollos agropecuarios y a productores, que en realidad son los que pueden darle el gran salto a la producción agropecuaria, pues cuentan con el músculo financiero, pero se encuentran ante una inseguridad jurídica. Resultados positivos de estas inversiones se ven en Brasil y Perú (revista Banca y Economía – Asobancaria junio 2019).

¿Qué pasó con las inversiones que se estaban haciendo en los Llanos? Se suspendieron y migraron a países. Y aunque el sector solo pesa el 6% en el PIB nacional, hay que impulsar el desarrollo rural con enfoque territorial, garantizando seguridad jurídica y rentabilidad a las grandes inversiones.

Fuente

Portafolio

https://m.portafolio.co/opinion/luis-arango-nieto/un-sector-agropecuario-enfermo-532801?fbclid=IwAR1OB2iGnP3x85WKg1CCiBV1zMVQrTmJ-8AO-rR83nnKslEYdqYBduvBWuU

17 febrero, 2023

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Fomenta | 2019
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